viernes, 26 de octubre de 2007

VII....1978


Todo mundo tiene una primera película que los hizo llorar. Por emotiva, por su temática, por mala, por que les recuerda la pérdida de alguien. Todos recordamos (al menos deberíamos) aquella mirada de amor o desesperación, de odio y deseo que algunos memorables actores han puesto en nuestra mente desde que fuimos, años atrás al cine a jugarnos las emociones por primera vez.

A mi me paso eso cuando tenía seis años y fui a ver con mi papá y mi hermana mayor una película que por su título no me parecía nada interesante: la guerra de las galaxias.

Ya sé que era un moconete sin ningún sentido de lo que podía ser un fenómeno mediático como resulto ser aquella película de un solemne desconocido que se llamaba George Lucas, pero bueno solo tenía seis años.

Mi recuerdo doloroso de esa tarde se centra en el mal llamado (en México) Arturito, aquel dizque robot con apariencia de alambique con ruedas que hacía ruiditos chistosos. Algo asi como peditos electrónicos que la máquina se tiraba tras una noche de pachanga con etanol.

El ver que el malvado Darth Vader (despues desacralizado por su personificador Hayden Christensen en la precuela) reventara al pequeño droide en mil pedazos logró sellar mi destino como espectador de cine chatarra y fantasioso. Las lágrimas se asomaron en torrente por mis ojos y los chillidos dignos de una madriza paterna -nunca llego por suerte, mi padre tenía una apciencia de santo- no se hicieron esperar y aunque al final se veía al chinche robotito como si nada dando de brincos en medio de la ceremonia en la que se les otorgaban una medalla a los heroes rebeldes no pude controlar el torrente ocular hasta mucho tiempo despues de que abandonáramos la sala...

Y luego hay quién se pregunta como es posible que me gusten las series corny de la TV gringa....





uanpelícula que me hizo llorar