Para mí no es en balde el esfuerzo que han
vertido importantes y significativos intelectuales de todo el mundo como Eco y
Gubern, por mencionar sólo a dos de los más conocidos e importantes, analizando las estructuras narrativas, los
desarrollos estilísticos y el uso de los signos en este tipo de historias. Es,
más bien, un valioso esfuerzo académico por entender el entorno de nuestras
fantasías, las que siempre reflejan parte de nuestra realidad.
En otras palabras me encuentro a dos
escalones de ser un Geek de la peor
clase, fan del Dr. Who (¡felices 50
años!), de X-Men y tantos y tantos
otros. Es por eso que a nivel personal me siento decepcionado y preocupado ante
el resultado desplegado por Marvel Studios en sus últimas entregas, y en
particular en Thor: The Dark World (Taylor
y Gunn, 2013), en la que se retoman las aventuras de Odinson y su lucha contra
el mal.
La cinta cuenta, como todas las realizadas en
los proyectos derivados de las historietas de La Casa de las Ideas, con excelentes efectos audiovisuales.
Constantemente vemos escenarios y luchas CGI que nos transportan y nos sobrecogen, pero por desgracia parece
que la cantera de buenas historias con las que arrancaron los creativos y
directivos de Iron Man I (Favreau,
2008) y II (Favreau y Branagh, 2010), Thor
(Branagh y Whedon, 2011) The Incredible Hulk (Leterrier, 2008) y, siendo algo
permisivos, The Avengers (Whedon,
2012) se encuentra al final de su veta.
Dark World nos narra el regreso del hijo favorito de
Odín a los brazos de su amada Jane (siempre bella por ser encarnada por Natalie
Portman) al tiempo que lucha por el destino de Midgard, es decir nosotros en la
tierra, contra Malekith el rey de los
elfos oscuros al tiempo que debe forjar una alianza incómoda y riesgosa con su
medio hermano, Loky (interpretado por Tom Hiddleston).
Y aquí es donde tengo que retomar mi
advertencia del más arriba. Como seguidor y entusiasta de este tipo de
películas y narrativas me parece injusto con la audiencia que no se mantenga un
nivel mínimo de calidad en la historia, que los personajes caigan rápidamente
en clichés y las situaciones sean por demás previsibles y hasta aburridas.
Por desgracia es la tecnología y no la
historia o la profundidad de los personajes lo que sostiene a medias la película,
siendo la única excepción el Loky que Hiddleston crea: un villano intrigante,
bipolar y malvado sin caer en la simpleza absurda, que se roba la película a
pesar de la belleza de Hemsworth y Portman o la presencia de Hopkins como Odín.
El empuje
de más casi seis años mostrado por Marvel Studios en la recreación de sus personajes en la pantalla grande
aparentemente está llegando a un punto muerto. Una situación que se fue
desarrollando con las entregas de Captain
America: The First Avenger (Johnston, 2011) y Iron
Man III (Black, 2013) y no ha hecho más que empeorar.
Lo peor, para los marvelitas fanáticos, es
que esto se hace aún más evidente cuando la competencia ha logrado relanzar sus
propios personajes icónicos en la pantalla de plata, en particular al caballero
oscuro en su reciente trilogía.
La conclusión es que se deberá realizar un
profundo y muy crítico trabajo dentro de Marvel, de los contrario no creo que
los anunciados Guardians of the Galaxy,
Captain America: Winter soldier y
Avengers: Age of Ultron puedan lograr
algo más que confirmar la decadencia Marvel en el cine contemporáneo.
En cuanto a Thor…creo que ha llegado el
momento de olvidarnos de representarlo como simplón, musculoso y combativo dios
del trueno y empezar a explorar las excelentes historias que se han creado en
papel a lo largos de los años en torno de él. De lo contrario el vengador
asgardianano tendrá que colgar el martillo, justo como lo hace en una escena de
Dark World, con el riesgo de que sea
para siempre.
Final Cut
En esta semana que termina el Instituto Mexicano
de Cinematografía (IMCINE) lanzó la convocatoria para la 56 Entrega del Ariel, a realizarse el año
que entra. Me da gusto decir, que si no existen ninguna situación extraña, este
año podemos contar con nominaciones variadas y con muchos productos de calidad
en todas las categorías de la convocatoria.
Ésta entrega de los Arieles puede ser el
punto donde se dé un relevo generacional
en muchos sentidos pero en especial en lo referente a directores y productores
jóvenes que no caen en la tentación de facilona tradición del melodrama
clásicamente mexicano, sino que toman riesgos y buscan marcar una diferencia,
ojala así suceda.
@HigueraB